Además de cables para instrumentos musicales y toda la tecnología moderna, la música requiere educación, constancia, ejercicio permanente y muchos secretos más que el gran maestro Robert Schumann daba a los jóvenes aspirantes. SOLCOR los trae para ti en una interesante serie que seguramente te inspirará mucho.
La educación del oído es de máxima importancia
Es conveniente que en seguida te ocupes de ella, esforzándote en reconocer cualquier sonido que escuches y la tonalidad de cada trozo de música. Procura también saber qué sonidos producen las campanas, el cuclillo, etc.
Tocar con atención las escalas y los ejercicios mecánicos es una cosa óptima
Pero no imites a esos pianistas que, creyendo que con esto se alcanza el máximo resultado, dedican siempre, hasta la más avanzada edad, varias horas diarias a los ejercicios mecánicos de los dedos. Eso equivale a repetir diariamente, con creciente rapidez, las letras del abecedario. Es necesario emplear mejor el tiempo.
Se han construido los llamados teclados mudos
Pero después de breve uso te convencerás de su inutilidad ¿Cómo pueden los mudos enseñar a hablar?
¡Lleva bien el compás!
La ejecución de algunos concertistas se parece al andar de un borracho; guárdate de tomar a ellos por modelo.
Profundízate temprano en las leyes fundamentales de la armonía
No te asustes de los nombres
Teoría, Armonía, Contrapunto… con un poco de buena voluntad, pronto te serán familiares.
Tocar muy aprisa es un defecto tan grande, como tocar muy despacio